Se ha ido uno de los grandes, ¿pero a dónde? Mario Benedetti nos deja. Otro que se marcha y se va quedándonos un poco huérfanos de alma. Sólo quedar dicho lo que Mecano dijo a propósito de otro escritor-pintor,
Si te reencarnas en carne
Vuelve a reencarnarte en ti
Queremos genios en vida
Queremos que estés aquí.
Elegía a Mario Benedetti, montevideano universal
ResponderEliminarPor: Miguel Collado, escritor dominicano
Esta mañana, Mario, supe de tu muerte:
pensé que acaso era otro de tus cuentos,
pero Montevideo estaba triste
y entonces indagué, le pedí datos al viudo de María
y comprobé que era otra sorpresa triste de la muerte;
entonces sentí nostalgia,
nostalgia por aquella casa sin ladrillos
habitada de cuentos y poemas
que ya sólo son recuerdos olvidados,
perdidos en la vecina orilla
con despistes y franquezas
en el buzón del tiempo.
El porvenir de tu pasado ha partido contigo,
con tu otro yo,
y los pocillos ahuecados de tus sueños rotos
almuerzan dudas y lágrimas
por esa boca tuya que ya no está
hablándonos en el parque desierto,
contándonos historias de París.
Sólo un póstumo reportaje sobre tu muerte,
noticias tristes de ida y vuelta
anunciadas por Pedro y su Capitán.
Tu viaje de salida
quién de nosotros sabrá si con retorno.
Es tu tregua.
Te agradecemos el fuego de tu palabra justiciera,
incluso el cumpleaños de Juan Angel
en primavera, con una esquina rota en la alegría,
con geografías invadidas por la soledad de Babel,
bebiéndonos un borroso café,
subidos en los andamios desteñidos.
En la víspera indeleble de tu partida,
sólo mientras tanto,
te queremos cantar tus poemas de la oficina,
tus poemas del hoy por hoy,
hacer un inventario de tus amigos tristes,
sin perder la noción de patria que te animaba.
Cuando éramos casi niños,
nuestro próximo prójimo era el poema,
dormido bajo los puentes levadizos,
a ras de sueños quemando las naves,
que sólo eran letras de emergencia,
cotidianas, invadidas por el viento del exilio.
Nos azotan las preguntas al azar,
con la nostalgia del yesterday
y sin saber si el mañana,
con valientes ex presos de la palabra cautiva,
nos traerá canciones del más acá
o acaso el amor y las mujeres y la vida,
sin pensar en que el olvido está lleno de memoria
y que la vida es un paréntesis,
un rincón donde el haiku y el viento
creen que es el mundo en que respiras ahora,
sin insomnios ni duermevelas,
donde puedes hacer uno, dos, tres..
todos los inventarios que te plazca, Mario.
Existir todavía sigue siendo duro, lo sabes;
hay que actuar en defensa propia,
a veces perdida la memoria y la esperanza,
sin adioses dolorosos, sin bienvenidas con festín:
sólo cantando canciones del que no canta,
siendo testigo de uno mismo en este mundo
y en el otro, a donde has ido,
montevideano universal.