Resulta del todo incomprensible, aunque no nos resignamos, tratar de entender que lo necesario no pueda tener lugar. En una era eminentemente tecnológica no debemos olvidar que el humanismo es la base del conocimiento o, mejor, del saber y que la cultura, si es que esta palabra significa algo, debe ser algo más que lo evidente.
Desde aquí animamos a Carlos Cabanillas, padre de estas Jornadas de Humanidades Clásicas, para que el desánimo no haga mella y ante la adversidad de lo incognoscible, por llamarlo de alguna manera, se guarde la calma del sabio. Al parecer, el trabajo, la dedicación, la imaginación, la innovación y el respeto no están bien vistos, pues vale.
Vayan por delante estos versos del gran Cyrano en versión de Edmond Rostand, por si, como aquél, alguien piensa que nos hemos caído de la luna.
¿Qué quieres que haga,
buscarme un protector,
un amo tal vez,
que suba la pared
y como hiedra oscura
medrando sibilina y con adulación
cambiar de camisa para obtener posición?
¡No, gracias!
¿Dedicar si viene al caso
versos a los banqueros,
convertirme en un payaso,
adular con vileza los cuernos de un cabestro
Por temor a que me lance un gesto siniestro?
¡No, gracias!
¿Desayunar cada día un sapo,
tener el vientre panzón, un pavo
que me llegue a los rodillas
con dolencias pestilentes
de tanto hacer reverencias?
¡No, gracias!
¿Adular el talento de los camelos,
vivir atemorizado por infames libelos
y repetir sin tregua: ¡señores soy un loro
y quiero ver escrito mi nombre en letras de oro!
¡No, gracias!
¿Sentir terror a los anatemas,
preferir las calumnias a los poemas,
Coleccionar medallas, urdir falacias?
¡No, gracias!
Pero cantar, soñar, reír, vivir,.
estar solo, ser libre,
tener el ojo avizor,
la voz que vibre,
ponerme por sombrero el universo,
por un sí o por un no batirme
o hacer un verso.
Despreciar con valor la gloria y la fortuna,
viajar con la imaginación a la luna.
Sólo al que vale reconocer los méritos,
no pagar jamás por favores pretéritos,
renunciar para siempre a cadenas y protocolos,
posiblemente no volar muy alto,
pero solo.
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